En este artículo, la autora explora los retos que plantean los privilegios probatorios y, en particular, el privilegio abogado-cliente, en el ámbito del arbitraje internacional. Las dificultades se acrecientan en aquellos casos que enfrentan a partes cuyos respectivos ordenamientos jurídicos difieren en cuanto al alcance o extensión de la protección ofrecida en lo que respecta al privilegio abogado-cliente. En este contexto, existe una pluralidad de normas potencialmente aplicables entre las que el tribunal arbitral, en el ejercicio de su amplia discrecionalidad, puede escoger para resolver los conflictos de privilegio profesional que pueden plantearse en el seno de cualquier procedimiento. La autora hace un recorrido por las diferentes alternativas, proporcionando una perspectiva independiente y proponiendo soluciones específicas que aspiran a minimizar la incertidumbre e inseguridad jurídica existentes en este ámbito, velar por un trato justo e igualitario a las partes y garantizar la eficacia del laudo.